No Guru, No Method, No Teacher

“Cada uno cojeaba de un pie diferente, eso era todo. Y se apoyaba preferentemente sobre una pierna hipertrofiada al tiempo que ignoraba la otra que se atrofiaba” (Boris Cyrulnik)

Hay múltiples comprensiones que interpretan el sentido de la vida. Los diferentes modelos forman sistemas que organizan los significados y suelen excluir el resto de comprensiones. Cada sistema encuentra los argumentos y premia con mayor seguridad a los adeptos más fieles. El sistema busca el poder de erigirse sobre el resto de sistemas, aun con el coste de la sectarización de sus adeptos, su despersonalización y el empobrecimiento de su realidad. El fundamentalismo comienza en la premisa de que la identidad se basa en la fidelidad al sistema y en la obligación moral de defenderlo, justificando los medios utilizados. Aquí aparece la exclusión y la violencia.

El cultivo de modelos diferentes, el encuentro de disciplinas divergentes frenan el dogmatismo y las ideas doctrinarias de los que ocupan las jerarquías de poder. Enriquecen la realidad.

Sorprende que bajo la influencia de un sistema la capacidad personal cognitiva y emocional queda absolutamente condicionada. Aparece una conciencia que rige el conjunto de creencias y la trasgresión a esta conciencia supone una gran traición al sistema, con la culpa que conlleva.

Cada uno de los diferentes modelos terapeúticos o de estilos de vida de desarrollo personal se erige como el mejor o el único que garantiza cumplir las expectativas que crea. Cada uno aporta la seguridad de la pertenencia y son incluso los más cerrados los que mayor seguridad aportan.

Mi reflexión personal después de transitar por varios de ellos en los que dejé de ser válido cuando no fui a favor del sistema (no cojeaba de la misma pierna, como dice Cyrulnic), es que todo sistema encierra esa trampa, y por lo tanto, son los sistemas más abiertos y los que más aceptan la diferencia (los menos excluyentes) los que menos energía obtienen de la persona, y más le permiten acercarse a sus propios intereses, impulsos, líneas primigenias de vida. A cambio de seguridad e inocencia se encuentra alegría, fuerza y paz.

Carlos Moriano

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