Los caminos del dolor y del placer van unidos

La desatención afectiva crea en los mamíferos unas reacciones químicas, un desgaste orgánico que explican las manifestaciones somáticas de dolor y de diversas enfermedades. Pero basta un sustituto afectivo, el encuentro con un vínculo seguro, una comprensión organizada de la vida, un sentido de la historia personal, una orientación hacia una actividad energética, para elevar la cantidad de endorfinas, para activar la zona prefrontal e inhibir la información desagradable.

Los caminos neurológicos del dolor y del placer son vecinos, permanentemente relacionados. De ahí que no pueda existir el placer sin angustia. El sentimiento de amar puede desarrollarse si existe un estímulo peligroso que ese amor pueda sobreponer. Sin estímulos de riesgo existiría un adormecimiento en el cerebro, al igual que sin un vínculo seguro, sin una referencia a quien amar, el cerebro constata un peligro permanente insoportable.

La evolución se sostiene ante el equilibrio de opuestos. La proximidad neuronal de la felicidad y la infelicidad garantiza la supervivencia para poder transitar de un camino a otro de forma inmediata. Es impensable estar en el dolor o en el placer de forma permanente. El apego, el amor es posible a través de la exploración, el riesgo, la seguridad y la tranquilidad. Lo que algunos autores denominan oximorón afectivo.

Las culturas que crean una red de apoyo en las dificultades y favorecen un envoltorio biológico y social afectivo que organice una comprensión de los significados hirientes con modelos de vida inclusivos, no culpabilizantes, seguros y estimulantes, fomentan el desarrollo cerebral sano de sus integrantes. También es necesario una invitación a la aventura, al riesgo, a la exploración, un estímulo al enfrentamiento de los obstáculos.

En este oximorón, paradoja o equilibrio, se encuentra la posibilidad de un desarrollo cerebral sano. El dolor y el placer son atributos de la vida. En el abrazo o apertura a ambos se edifica la dignidad, se descubre una gama de texturas que imprime fuerza y que sirve a la evolución.

Carlos Moriano

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